Tras escuchar esta mañana la confirmación por Zapatero del tsunami de recortes sociales impuesto por la UE y el FMI (con el empujón telefónico final del jefe, o sea de Obama) no puedo dejar de pensar en un refrán de mi tierra manchega, "quien quiere la col quiere las hojitas de alrededor", y en un conocido dicho popular, "no se puede soplar y sorber a la vez".
Lo digo porque no se puede abrazar el neoliberalismo y querer a la vez evitar sus consecuencias, dilema que la socialdemocracia europea ha decidido ignorar durante las últimas décadas, una bomba a tiempo retardado que ahora les está estallando en las manos sin remisión.
La tragedia es que no sólo han querido ignorar que la especulación salvaje, los paraísos fiscales, la desrregulación financiera y los recortes sociales son hijos legítimos del neoliberalismo, sino que han propiciado con sus políticas esos disparates.
Y es una tragedia para el conjunto de la izquierda política y sindical, que está cada vez más desacreditada ante las clases populares y más desarmada ideológicamente.
Ahora no nos queda más que luchar desde la izquierda alternativa para revertir la situación actual en la medida de lo posible y para ir cambiando la situación a más largo plazo.
Los sindicatos deberían ser nuestros aliados (al menos CC.OO., de quien debemos esperar una respuesta a la altura de la gravedad del ataque), así como aquellos sectores de la socialdemocracia que aún estén dispuestos a estar a la altura de sus convicciones.
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