Desde la Asamblea de Técnicos y Profesionales de IU-CM nos sumamos al dolor del PCE, en especial al de la hermana Agrupación de Profesionales y Técnicos del PCM en la que militaba, y de todos los demócratas españoles por la muerte de Dolores González Ruiz (Lola para todos los que tuvimos el privilegio de conocerla).
Lola se ha ido pero el recuerdo de su lucha y de su sacrificio no morirá.
Rafa Fernández
Coordinador de la Asamblea de Técnicos y Profesionales de IU-CM
----
HA MUERTO LA CAMARADA DOLORES GONZÁLEZ RUIZ, LUCHADORA ANTIFASCISTA, SUPERVIVIENTE DE LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO
Ha fallecido la camarada Dolores González Ruiz, una de las más significativas luchadoras contra el franquismo. Resultó gravemente herida en el atentado cometido en la noche del 24 de enero de 1977 en el despacho de Atocha nº 55, ordenado por el Secretario Provincial de Madrid del Sindicato Vertical de Transportes, Francisco Albaladejo Corredera, y ejecutado por el comando terrorista de la ultraderecha, integrado por miembros de la triple A, José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada, con las armas suministradas a través de Leocadio Jiménez Caravaca y, como se ha sabido años después, con la participación del fascista italiano Carlo Cicuttini, miembro de la famosa red Gladio que la CIA instauró en Europa. En el atentado de Atocha los fascistas asesinaron a cinco personas, los abogados laboralistas y vecinales Javier Sauquillo Pérez del Arco, marido de Lola, Luis Javier Benavides Orgaz, Enrique Valdelvira Ibáñez y Serafín Holgado de Antio, y al sindicalista Ángel Rodríguez Leal y dejaron heridas de gravedad a cuatro abogados laboralistas: la camarada Lola que recibió varios impactos de bala en el maxilar y perdió el embarazo, Luis Ramos Pardo, Miguel Sarabia Gil y Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell.
Los abogados de la acusación particular en el atentado de Atocha, entre los que se encontraba nuestro camarada de la Agrupación de Profesionales y Técnicos del PCM, José Luis Núñez Casal, siempre denunciaron la nefasta instrucción de la causa por el Juez Gómez Chaparro, que impidió sentar en el banquillo al resto de los inductores de aquel atentado. Aun así la causa, que consiguieron que se celebrara, y la condena impuesta constituyó un hito histórico, que desgraciadamente no ha tenido continuidad, dado que fue el único juicio al franquismo que se ha celebrado en este país.
El pasado sábado 24 de enero se cumplieron 38 años del atentado, y en la entrega de premios de la Fundación Abogados de Atocha, el Presidente de la misma, Alejandro Ruiz-Huerta, leyó el texto de la resolución de la Corte Federal Argentina, resolución dictada en el año 2010 cuando se abrió la causa por la querella presentada por los españoles: “el objeto del proceso consiste en la existencia de un plan sistemático generalizado y deliberado de aterrorizar a los españoles partidarios de la forma representativa de gobierno a través de su eliminación física, desde el 17 de julio de 1936 al 15 de junio de 1977.”
A Lola no la he conocido hasta hace relativamente pocos años. Pero recuerdo a Dolores González Ruiz, abogada laboralista, vecinal, desde mi niñez. Tenía doce años cuando vivimos en directo el estrago que causó aquel crimen, en la cadena de crímenes del franquismo. La imagen de Dolores González Ruiz, cada vez que la veíamos en los actos públicos, estremecía por el valor que implicaba seguir adelante, continuar luchando, pese a que fueron muchas y muy graves las amenazas que los supervivientes siguieron sufriendo tras el atentado, como si las secuelas del mismo continuaran sin fin. La conocí hace unos años cuando Lola volvió al Partido, a las puertas del local del PCM, en la calle Batalla de Belchite nº 18. Qué impacto causaba verla de cerca: su charla directa, entregada al debate y, al mismo tiempo, contestando a nuestras preguntas de cómo se encontraba, de forma natural, como si los dolores que padecía fueran un miembro más de su cuerpo.
Le debemos a la camarada Lola seguir luchando por que se haga justicia, se repare a las víctimas y la verdad quede recuperada por la memoria democrática común. Y que esa justicia y reparación, ahora con la ayuda de la jueza Servini, se lleve a cabo en España.
Sofía García-Hortelano
Madrid, 1 de febrero de 2015