“Posiblemente, Cayo Lara no pasará a la historia como un importante dirigente de la izquierda española. Supongo que para él reservamos esa segunda fila de admirables ejemplos en la que nos podemos encontrar con gente como Gerardo Iglesias, pero lo cierto es que la izquierda tiene mucho que agradecerle. Llegó a la dirección de Izquierda Unida en un momento complicado para la formación política por sus resultados electorales y sus líos internos, pero menos mal que lo subsanó y apaciguó los ánimos, porque de no ser así nos hubiéramos quedado sin ese pequeño caballo de Troya que Izquierda Unida está siendo en el Congreso de los Diputados durante esta legislatura.
Da un paso atrás por responsabilidad, sin rencores y admitiendo que es el momento de otra forma de hacer política. Yo le pediría a Cayo que no se vaya del todo, que siempre es necesaria gente alejada de la ortodoxia de los formalismos, defendiendo a los ciudadanos con el lenguaje de los ciudadanos, con esa forma de ser tan cercana, siendo un agricultor disfrazado de político, una manzana madura en un cesto de manzanas podridas, un verdadero Quijote peleando contra molinos.”
Juan Francisco Rodríguez Gómez (Valladolid)
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